«Todo irá…bien o mal. No existen medias tintas a la hora de ver las cosas blancas o negras, pero lo que diferencia un color de otro, solo depende de uno mismo. La actitud es el 99% para hacer frente a las adversidades y los acontecimientos más inesperados; el 1% restante es aleatorio –una baja probabilidad sí, pero de alto impacto-.»
Día 38. El gris es el color de la nueva temporada. Los aplausos y la jarana del barrio a partir de las 20h son las únicas notas de color que bañan el cielo de Barcelona estos días tan oscuros. Los humos no están para fiestas, no digamos los ánimos; para ellos se ha determinado orden de busca y captura…
Y he aquí el llamamiento: se buscan personas que sepan caminar por la vida. Requisitos indispensables:
- Valientes – véase la definición aquí–
- Tolerantes –la demagogia no tiene cabida: ‘no saben lo que hacen’, ‘un día se dice esto, y al otro, lo contrario, etc.’. Nadie nace aprendido y menos en algo que jamás hemos vivido antes (al menos los actuales habitantes de ‘éste, nuestro planeta’).
- De miras anchas –es decir, todo lo contrario de aquellos que reportan cada día ‘si al menos supiéramos cuándo acabará todo esto, pero nada, no se mojan’(*) o de los de ‘no veo la luz al final del túnel’(**)-.
- Capaces de afrontar miedos y aplacar conductas –sí, las de aquellos que se empeñan en dar por saco individualmente, por qué lo del ‘bien colectivo’ se lo frotan por determinadas partes del cuerpo; ‘al pan, pan y al vino, vino’. ¡Ayyy el karma!…también llegará para ellos.
- Con actitud –positiva o negativa, pero al menos con determinación de tener una, sin medias tintas ni vacíos ni incoherencias-.
- Con ganas de vivir –planeando lo que vendrá después, las metas, los sueños por cumplir, los rincones por descubrir, las etapas, el seguir contando arrugas y cumpliendo años. Por qué esto no se acaba aquí. Nos estamos despidiendo de muchos familiares y amigos, muchos han emprendido este viaje antes de tiempo y, por eso mismo, les debemos el saber disfrutar del regalo de seguir viviendo, por ellos y por nosotros.
(*) Digo yo –desde mi humilde e inexperta opinión- que todo aquello que el ser humano no conoce, necesita ser estudiado, analizado, testado, para poder obtener conclusiones y realizar previsiones y pronósticos. Pero si se carece de información histórica, ¿Cómo se hace eso? Es decir, en otros ejemplos: ¿cuándo acabará una guerra que todavía no ha comenzado? ¿Qué hay después de la muerte? Igual si conseguimos viajar en el tiempo, lograremos respuestas a las grandes dudas de la humanidad…^^
(**) ¡Enhorabuena! Síntoma de que sigues entre los vivos y no estás esperando a San Pedro te abra la puerta.
En esta pandemia – que ya hemos hecho tan nuestra y que se aferra con uñas y dientes para no desaparecer sin dejar rastro- a algunos les cuesta asumir que no existen axiomas o verdades universales. Exigen respuestas anticipadas e imprudentes sobre los pasos a seguir, sin saber que no los marca el ser humano, sino un virus con una inteligencia tal, que va dos pasos por delante de la raza humana, mutando a su antojo y jactándose de su propia inmortalidad.
Unos pocos –quiero pensar que son- han hecho una regresión a la infancia –todo lo contrario de lo que están haciendo los niños del mundo, cuya infancia está pasando a la madurez en un abrir y cerrar de ojos- y actúan como niños, exigiendo respuestas a preguntas que no la tienen (“por qué, por qué por qué???” o “cuando, cuando, cuando”). Creo que es necesario arrancarles la venda de los ojos, aunque se acongojen del todo: NADIE LO SABE – y nadie no tiene apellidos, así que no busques en Google y procura mantener la compostura-.
El miedo es el mayor enemigo ahora, más que ese virus invisible que ha paralizado el mundo. Porque el primero depende de uno mismo, y deberíamos tener las herramientas suficientes para atacarlo. Para el segundo, los porcentajes se invierten, la actitud ayuda, pero más ayuda que el sector médico que con tanto cariño nos cuida, se ocupe de nosotros en ese caso; no hay mejores manos que las suyas y ‘su actitud’ es insuperable.
A veces, tengo la sensación de que este pequeño virus mutante ha surgido por ‘generación espontánea’, como tantos otros eventos y/o reproducciones de la naturaleza, o como los aplausos de la gente en sus balcones cada día a las 20h. Empiezan unos pocos tímidamente, 5 minutos antes de las 20h, mientras los DJs del barrio amenizan las tardes con ‘Resistiré’ y otros renovados éxitos.
¿Qué cómo saldremos de ésta? El cómo no lo tengo claro. Lo que sí sé es que saldremos reforzados, porque cuando uno cae, solo puede levantarse, porque de una ‘crisis’ salen las mejores oportunidades y porque seremos –espero- capaces de ver la importancia y la magnitud de las ‘pequeñas cosas’, de los ‘matices’ y de toda la gama de colores que nos queda por descubrir. Volverán las sensaciones, las emociones y los vaivenes. Dejaremos atrás los días de la marmota y volveremos a redescubrir nuestras tan criticadas rutinas que, comparado con el encierro de ahora, nos parecerán emociones descontroladas.
Igual, solo igual, esta crisis nos ayuda a ver la vida con otros ojos y, por fin, aprendemos a vivirla como se merece, con el corazón por delante del deber y de la razón. Por qué aquí, estamos solo de paso, pero los pasos…siempre tienen que dejar huella.
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