Dos palabras. Tan vacías de significado, a veces. Tan cargadas, en ocasiones, de mensajes que cuesta que trasciendan, aún cuando viajan escondidos entre los susurros que tratan de escapar de unos labios aprisionados bajo el peso de una boca ajena. Porque hay miradas que matan, también hay labios que muerden, mientras dejan escapar sonrisas que