• Pequeños momentos
  • Ama, ríe, llora
  • Efecto boomerang
  • Sueños y expectactivas
  • Viajes non-stop
  • By Dianetta
Una vita composta da piccoli attimi
  • Pequeños momentos
  • Ama, ríe, llora
  • Efecto boomerang
  • Sueños y expectactivas
  • Viajes non-stop
  • By Dianetta
Home  /  By Dianetta  /  Bar Cel Ona
By Dianetta

Bar Cel Ona

By dianetta 21 agosto, 2017

«Barcelona, que bello horizonte, como una joya en el sol. Por ti seré gaviota de tu bella mar»- Freddy Mercury

Nos han roto. Por mucho que intentemos disfrazarlo entre matices y pinceladas de fortaleza, nos han partido el alma.

Nueva York, Siria, París, Mumbai, Irak, Londres, Manchester, Madrid, Bruselas…Unos nos han dolido más que otros. No se trata de falta de sensibilidad ni de que no nos importe lo que pase en países más alejados y con culturas más diversas a la nuestra. Nunca ha sido eso. Simplemente, es más sentido el daño cercano de aquellas ciudades y países que alguna vez hemos pisado. Suelo conocido; recuerdos generados. No se trata de insolidaridad, si no de que el dolor se acentúa cuando nos golpean donde más nos duele, por eso lo de “ojos que no ven, corazón que no siente”. El desconocimiento, igual que la ingenuidad, nos hace fuertes. Por eso, cuanto más se viaja, más se aprecia y más se quiere.

El poder perderlo todo es síntoma de que uno está atravesando la vida por el camino correcto, puesto que aquél que nada tiene que perder, no sabe ni de lo que le estoy hablando.

Nos sentimos identificados con las tragedias próximas a nosotros, que nada tienen que ver con el ámbito geográfico o político, sino con las personas que conocemos en cada uno de esos rincones del mundo en los que hemos estado. Los que nos han abierto sus puertas y de los que sus propios habitantes nos han hablado tanto que los consideramos casi nuestros.

Esta vez, han roto el alma de Europa. Ni el centro, ni la capital económica. Se trata de la nuestra, la que hace 25 años fue un sueño olímpico realizado, la de la alegría, la del sol refulgente 350 días año. La ciudad en la que nací, en la que crecí, de la que me fui y a la que volví: Barcelona.

BAR. La de los vermuts entre primavera y otoño en Pza. concordia, porque los brunch los dejamos para el invierno en la C/Parlament. La de los paseos y las cenas en Enric Granados y la de los helados a media tarde en el Born. La de “hacemos la previa donde siempre” o “quedamos para un afterwork, una caña o lo que sea”.

CEL. La de las estrellas desde el observatori Fabra y la de “hoy hay overbooking en la carretera de les aigües” -aunque siempre merezca la pena darse codazos para correr bajo un sol abrasador o entre la fresca brisa de la tarde-. La de los atardeceres mágicos sumergida en sus playas y la de las tormentas de verano que nos pillan siempre sin paraguas, en moto y sin chubasquero.

ONA. La del rompeolas y el Moll de la Fusta. La única en la que las golondrinas también te dan paseos. La de la Mar Bella, y la de “me cachis en la mar salada”. La de las olas y la de las ondas del Museo de la Ciencia -aunque ahora se conozca como CosmoCaixa-.

El cielo ya ha pasado el luto, tras amanecer estos tres días derramando lágrimas por las vidas sesgadas y las fatalmente heridas. Nos han roto. Una brecha de 600 metros que ya nada ni nadie podrá suturar nunca. Perdonaremos, sí. Pero no lo olvidaremos.

No podremos olvidar que quienes nos atacaron eran parte de nuestra propia seña de identidad, eran o fueron de los nuestros, hasta que un día cruzaron a otro lado. Uno que desconozco, oscuro y lleno de maldad. No hablo de religiones, ni de culturas y mucho menos de política. Se que los motivos radican en ellos, pero me cuesta entender que alguien sea capaz de destruir su propio hogar.

El terrorismo es una lacra que debe erradicarse, provenga de donde provenga. Cualquier origen es ilícito y carece del más absoluto sentido. Nada ni nadie puede -ni podrá- nunca justificar el robo una vida. Caminos sesgados. Vidas cortadas antes de tiempo. Nunca se sabe cuándo puede acontecer lo inesperado, cierto, pero jamás debería producirse ese final bajo la responsabilidad de asesinos que se escudan en el nombre de un tercero para justificar el hecho. Valientes cobardes. Enajenados. Asesinos. Inhumanos. Cuando uno es capaz de manchar sus manos con sangre de vidas ajenas a la propia, debe ser capaz de asumir sus actos. En nombre de nadie, más que en el suyo propio. Tarde o temprano les tocará rendir cuentas, como a todos. No seré yo quien los juzgue, porque si de mí dependiera, bailaríamos todos sobre sus tumbas.

Poco a poco nos levantaremos. El golpe dolerá menos. Se alejará de nuestros pensamientos más inmediatos y recuperaremos las sonrisas. Esas que hoy me cuesta encontrar entre las miles de almas que recorren el aeropuerto. Unos cabizbajos, otros leyendo la cronología de los hechos en los periódicos y la gran mayoría, ensimismados en sus pensamientos. Algunos, parecen relajados, otros caminan tensos salvaguardando su espalda, mirando con recelo al vecino que se ha sentado a su lado. También olvidaremos los prejuicios, aunque siempre habrá una parte que no sabrá cómo hacerlo o que, simplemente, se negarán a ello. Pobres infelices. Esos serán los que no tendrán nada que perder, porque si no eres rico de corazón, sólo serás pobre de alma.

Barcelona, t’estimo.

Share on

Related Posts

  • By Dianetta

    Todo irá

  • By Dianetta

    No es un año más

  • By Dianetta

    A presto!

About Author

dianetta

Leave a Reply

Cancelar respuesta

¡Suscríbete!

Quién soy

Una más. Esa soy yo, una entre millones de personas, como tú, como la vecina de enfrente, como la compañera de trabajo que se sienta justo detrás de ti, como esa amiga/confidente a la que llamas para contarle como te ha ido el día, como tantas otras personas. No soy nadie en especial.

Leer más / Contacta conmigo

agosto 2017
L M X J V S D
« Jul   Sep »
 123456
78910111213
14151617181920
21222324252627
28293031  

Social Media

Últimos artículos

  • Todo irá 22 abril, 2020
  • «Crisis» -do not panic- 21 febrero, 2019
  • No es un año más 31 diciembre, 2018
  • A presto! 16 julio, 2018
Una vita composta da piccoli attimi
© Copyright 2016