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By Dianetta Efecto boomerang

Vida para, ¡que yo me bajo!

By dianetta 24 julio, 2017

«Unos dicen que no se le puede pedir nada más a la vida. Menos mal que otros, aún conservamos el derecho de poder pedírselo TODO» – #piccoliattimi.

 

A veces la vida se acelera tanto que da hasta vértigo mirarla desde fuera. Tanto, que dejamos de vivirla desde dentro. Mientras ella centrifuga, nosotros todavía andamos entre el prelavado y la segregación de coladas. Lo blanco a un lado, lo oscuro al otro.

En blanco y negro. Así es como la vivimos a veces, por eso nos cuesta interpretar las señales, las del destino y las de tráfico. Vagabundeamos entre días sin sentido que no queremos empezar y que solo esperamos que anochezcan más pronto de lo que hicieron ayer. Nos movemos arrastrando los pies, aplatanados por el calor y por la vida, cuando de repente oímos ese claxon que nos advierte de que corremos peligro de muerte si no despertamos pronto de este letargo absurdo. Vida para, que yo me bajo. No quiero seguir con esta carrera, que el taxímetro no para y a mí ni me llega el sueldo, ni tampoco el alma.

A veces siento que se me escapa la vida, porque ella galopa y a mí los pies no me llevan ni con dopamina extra. Por eso creo que son buenos los cambios de ritmo; porque hacer lo de siempre nunca lleva a soluciones distintas. Por eso pruebo a bailar la vida, en vez de vivirla. Cuando a ella le da por jugar a la ruleta rusa, yo sigo con mi parchís, y cada vez que completo una etapa, me computo 20 km de más. Porque yo lo valgo y porque me gusta seguir las reglas establecidas -cómo, cuándo y dónde yo quiero, porque la vida es juguetona, pero quien elige a qué jugar soy yo-. Ya verás cuando nos retemos a un cifras y letras o al scattergories: #tevasacagar -reíros de “pulpo como animal de compañía”, que ahora que la RAE está de saldos, se las voy a colar todas-. A la RAE y a la vida, cuando recupere mi boomerang en mano; la voy a dejar sin poder conjugar ni los verbos. Así que VIDA, agárrate que vienen curvas, porque los virgos somos raritos, pero no nos rendimos a la primera de cambio. Tú suma y sigue, ponlo siempre todo un poquito más difícil, que estoy deseando el día en que te llegue tu hora y te explote la carga antes de que te dé tiempo a soltarla.

El problema es que últimamente me cuesta hasta orquestar mis planes maestros para llevar a cabo tales amenazas. Mi gran admirada Marián lo llama “estar fuera de cobertura”, pero a mí lo que me falta es directamente la batería. Me encuentro agónica de carga y sin posibilidad de conectarme porque he perdido el cable de corriente y el USB cada vez que carga una rayita, te descarga otras dos por utilizar la conexión de datos. He probado a resetearme, pero no ha funcionado. Empiezo a tener indicios de que se trata de una incidencia de mayor envergadura. Por eso necesito apagarme durante un tiempo para encontrarme analógicamente. Me han hackeado digitalmente y me han puesto precio para recuperarme. Ni siquiera creo que merezca la pena pagarlo. Por eso, necesito evaluarme -ya veremos si para revalorizarme o devaluarme-, un ejercicio que deberíamos hacer todos cada cierto tiempo. Switch off. Desconectar de la vida, de la gente y del mundo conocido, para encontrarse de nuevo a uno mismo. Las ilusiones, los sueños, los planes y las ganas. El spam del día a día nos deteriora la vista y entre tanta mierda insulsa e inútil, nos perdemos nosotros y nuestro bien más preciado; el tiempo.

A veces, sólo hace falta recordar que estamos de paso. Cualquier día, a cualquier hora y en cualquier lugar, nuestro libro puede escribir FIN. Y hasta aquí habremos llegado. No solemos pensar en ello, porque siempre esperamos que nos pille en el mejor momento, cuando ya lo tengamos todo hecho y nos podamos despedir de todos y cada uno de los que han formado parte de nuestra vida. ¿A quién queremos engañar? No digo que eso no ocurra, pero aún que así sea, aunque sea un adiós anunciado, no podemos adivinar en qué estado nos cogerá. Igual ni siquiera podemos despedirnos de nadie, porque cuando llegue el momento ni siquiera los reconozcamos -ni a los demás ni a la del espejo-.

Lo que suele pasar es que los demás se despiden de nosotros, pero nosotros ni nos enteramos -aunque una pequeña esperanza dentro de mí quiere pensar que sí, que algo ocurre después y que todos nuestros recuerdos permanecen con nosotros y que no somos capaces de olvidar a todas las personas que hoy amamos-. Eso si tenemos la suerte de haber cosechado “holas” para poder tener “adioses”.

Muchas veces exteriorizo más de lo que debería. Todos tenemos una coraza sí, pero la mía tiene alguna que otra fisura, por la que se desparraman pensamientos que a veces querría no desvelar tan gratuitamente. Pero la vida me puede, y no quisiera dejarme nada en el tintero. Estoy ciega de idealismo pero no caso para nada con la hipocresía ni con ese “fare finta di…”. Me enorgullezco de la autenticidad de los que me rodean y de la paciencia que tienen con mis miradas perdidas mientras me sumerjo, una y otra vez, en mi ajetreo de vida interior que me lleva a lugares que ya quisieran poder imaginarse algunos.

Sinceramente, ya basta. Empecé declarándome en huelga, pero ahora eso ya no es suficiente porque no arregla este desaguisado. Así que desacelera, o mejor, ¡frena, que yo me bajo! Déjame en la siguiente estación que ya seguiré yo andando -ni con más gasolina, ni en taxi, ni en bicicleta-, despacito. Como decía mi abuela, “despacito pero con buena letra” -perdóname por los garabatos de los últimos meses-.

– No ha sido culpa de la pluma, es que me temblaba la mano -prometo intentar caminar más firme durante la siguiente mitad del año-.

Batería que se agota y yo que ya ni me siento de vuelta con la vida. Que lo estoy, pero sin fuerzas, ni para fruncir el entrecejo ni para plantarle los morros. Así que cerraré el hocico, antes de que se me salten los improperios, ésos que las bacterias llevan cultivando desde el estómago. Sí, porque la ira se gestiona desde allí, como la pena lo hace desde el nudo de la gar…

**Lo siento, el número al que llama está apagado o fuera de cobertura, por favor, inténtelo más tarde**

Tags: #tevasacagar bailar la vida boomerang en blanco y negro letargo swich off tiempo vida
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